Madrid, será Madrid
La esencia de una ciudad que
no busca parecerse a nadie.
Madrid,
será Madrid
Por Vanesa Marcos y Daniel Caprarin
En los últimos años, Madrid ha captado la atención del capital internacional con una llegada creciente de grandes patrimonios e inversores que buscan estabilidad, clima, calidad de vida y oportunidades en Europa. Según estimaciones de Knight Frank Research, se prevé que para 2027 la ciudad experimente un aumento del 30% en individuos con un patrimonio neto superior a un millón de dólares (HNWIs) y un crecimiento del 10% de las personas con patrimonios superiores a 30 millones de dólares (UHNWIs), lo que ampliará aún más la base de demanda para, entre otros activos, el residencial prime.
Sin embargo, a pesar del atractivo global que ha ganado, Madrid mantiene su esencia. Y es ahí donde radica precisamente su valor más duradero.
En un mundo de skylines cada vez más altos, Madrid destaca por todo lo contrario, no por limitación sino por decisión propia: la ciudad prefiere mantener su horizonte, su patrimonio y su manera de vivir.
A diferencia de otras capitales europeas donde la expansión vertical ha redibujado los skylines, Madrid se mantiene fiel a su identidad arquitectónica y cultural. Las regulaciones urbanísticas de la ciudad limitan de forma clara la verticalidad en zonas residenciales y protegen su patrimonio histórico y estético, especialmente en distritos emblemáticos como Salamanca, Chamberí, Chamartín, Centro o Retiro. Aquí no esperamos ver una proliferación de torres residenciales ni la aparición de nuevas zonas prime al estilo de Canary Wharf o La Défense. Las áreas más cotizadas ya están consolidadas, y su valor no radica en una transformación, sino en su continuidad.
Su historia se mezcla con modernidad, sus barrios conservan una cercanía que rara vez se encuentra en otras capitales europeas, y su estilo auténtico, luminoso y lleno de vida en la calle, es un sello inconfundible.
No importa si uno llega de paso o decide quedarse, Madrid te acoge sin preguntar de dónde vienes.
Mientras otras capitales apuestan por modelos homogéneos, Madrid presenta una diversidad urbanística que responde tanto a su historia como a sus distintas formas de habitar. Desde los áticos del distrito de Salamanca hasta los pisos amplios y tranquilos de Chamberí, pasando por Lavapiés o Retiro, cada zona tiene su propia personalidad, sin necesidad de seguir una fórmula establecida.
Madrid ofrece una amplia variedad de opciones residenciales y de inversión, con un equilibrio único entre calidad de vida, dinamismo urbano y valor a largo plazo.
En un mundo donde muchas ciudades se esfuerzan por parecerse a otras, Madrid prefiere ser fiel a sí misma. No intenta imitar a París, ni competir con Nueva York o Berlín. Madrid no quiere ser otra. Madrid ya es mucho siendo Madrid.

Regulación y protección del carácter urbano
El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Madrid, vigente desde 1997 pero con múltiples revisiones, establece criterios estrictos sobre la altura de los edificios, los usos permitidos y la conservación del patrimonio. En barrios como Salamanca o Retiro, cualquier intento de edificación de gran escala choca con restricciones de altura (en muchos casos 4-6 plantas) y con procesos complejos de protección del entorno urbano.
Esto explica por qué, a pesar del auge de la inversión, no hay espacio para una expansión vertical tipo skyline al estilo de otras capitales. Madrid apuesta por lo horizontal, por el equilibrio entre lo nuevo y lo heredado, y por un urbanismo más mediterráneo y vivible.
Edificios históricos almendra central de Madrid
Fuente: Monumenta Madrid | Ayuntamiento de Madrid
Un legado histórico que perdura
Un edificio declarado histórico en Madrid es aquel inmueble que ha recibido protección oficial por su valor cultural, artístico o histórico excepcional para la ciudad. Esta declaración implica la aplicación de normativas específicas destinadas a garantizar su conservación, rehabilitación y, en caso necesario, su restauración, limitando las modificaciones que puedan afectar su integridad. En la almendra central de Madrid existe un notable conjunto de estos edificios, cuyo cuidado y preservación se prioriza para garantizar su conservación a lo largo del tiempo.
Madrid no se imita, se vive. La ciudad no puede crecer hacia arriba ni expandirse hacia zonas protegidas. Las oportunidades residen en la rehabilitación, en el lujo discreto de lo clásico y en proyectos de regeneración bien integrados. Ejemplos de este enfoque pueden encontrarse en algunas áreas del centro de la ciudad, con nuevas rehabilitaciones residenciales, en edificios singulares de pocas plantas que respetan la escala urbana, como Santa Catalina 5 o Palazzo Moratín, ambos con cinco plantas.
La ciudad se transforma, pero la identidad se mantiene
Actualmente, los compradores internacionales representan alrededor del 45% de las transacciones residenciales prime en Madrid, cifra que sigue aumentando anualmente. Pero el auge de la llegada de compradores extranjeros no está acabando con la esencia de la capital, como temen algunos titulares de prensa, sino que está obligando a reforzarla y protegerla.
Aquí, los grandes capitales no compran para desdibujar el cielo de la capital española. Y es ese equilibrio, entre apertura al mundo y fidelidad a su ADN urbano, lo que convierte a Madrid en una apuesta inmobiliaria distinta y sostenible.

Muchas ciudades se esfuerzan por parecerse a otras, Madrid prefiere ser fiel a sí misma. No intenta imitar a París, ni competir con Nueva York o Berlín. Madrid no quiere ser otra. Madrid ya es mucho siendo Madrid.
El fenómeno que venimos observando desde Knight Frank lo podríamos definir con palabras como “españolizar” o “madrileñizar” a los compradores extranjeros que deciden comprar viviendas prime en la capital. A pesar de la creciente llegada de este tipo de compradores, no se está observado un impacto cultural en la ciudad de Madrid. Más bien todo lo contrario: los extranjeros que llegan abrazan la cultura española y madrileña. Eso se debe a la fuerte identidad que el país emana, que ejerce como un imán de atracción.
Un comportamiento aún más evidente es el que se observa a medida que los compradores extranjeros de viviendas prime acumulan tiempo viviendo en Madrid. Si al principio llegan conociendo las zonas más populares de la capital, como podría ser el distrito de Salamanca, con el paso de los años, y contagiados por el alma de Madrid, sus compras de viviendas se desplazan a aquellas zonas donde, en general, predominan los compradores locales.
Es decir, con el tiempo, el comprador extranjero de residencial prime se empieza a comportar como un local.
Y es por eso que Madrid no será ni Londres, ni París, ni Miami.
Madrid será Madrid.
Y eso es, precisamente, lo que la hace una ciudad única.