LA EVOLUCIÓN DEL BIENESTAR
La nueva forma de habitar en el confort
Por Clara Gabán y Karen Silva
Desde las termas romanas hasta las azoteas ajardinadas de la arquitectura contemporánea, la historia de las amenities es, en realidad, la historia de cómo el ser humano ha entendido el bienestar y el confort. Las civilizaciones clásicas ya habían concebido espacios comunes pensados no sólo para la utilidad, sino para el ocio. Las termas de Caracalla, en Roma, con sus piscinas templadas, salas de masaje y bibliotecas, son consideradas por muchos historiadores el primer modelo de edificio multifuncional de la historia, un lugar para el cuerpo, la mente y la comunidad.
Con el paso de los siglos, este concepto se refinó. En el Renacimiento, los palacios italianos (y posteriormente los españoles) integraron jardines, patios y fuentes como extensiones naturales de la vida interior. Los nobles no solo buscaban belleza, buscaban armonía, proporción, aire y luz. En España, los palacios sevillanos o las casas señoriales madrileñas del siglo XVIII ya anticipaban lo que hoy llamaríamos wellness residencial, espacios donde lo estético y lo lúdico se funden en un mismo propósito.
El siglo XX trajo consigo una nueva revolución. Con la expansión urbana y el auge de la clase media, el confort se democratizó. En los años cincuenta y sesenta, las promociones residenciales comenzaron a incorporar jardines, piscinas o zonas comunes que simbolizaban bienestar. El llamado “desarrollismo español”, ese período de crecimiento urbano impulsado por el turismo y la economía doméstica, que transformó la manera de vivir. La vivienda dejaba de ser un refugio privado para convertirse en un lugar de socialización, un microcosmos donde se compartía el tiempo libre.
Desde hace un tiempo, el concepto ha vuelto a mutar. Y el confort de las viviendas se ha consolidado como un concepto propio: amenities. Y estas amenities ya no se definen por la cantidad, sino por su significado. No se trata de ofrecer más servicios, sino de diseñar espacios que cuiden. Zonas de bienestar, terrazas verdes, bibliotecas comunes, espacios de coworking o salas de yoga, cada elemento responde a una nueva sensibilidad, más emocional, más humana. En un mundo hiperconectado, el lujo es volver a respirar despacio.
Y España, una vez más, se sitúa en el centro de esa evolución. Madrid vive un auge de proyectos residenciales que reinterpretan el confort desde una mirada contemporánea y mediterránea, donde la arquitectura no impone, sino que acompaña. Donde los materiales nobles dialogan con la tecnología, y la historia se mezcla con la vida moderna.
Según datos recientes de Knight Frank, entre el 15 % y el 30 % de los compradores de vivienda prime, principalmente UHNWIs y family offices, sitúan los amenities como un criterio decisivo de compra, especialmente cuando se trata de segundas residencias. Los espacios y zonas comunes han pasado de ser un valor añadido a convertirse en casi una necesidad.
Una tendencia que, como explica Manuel Juzgado, director de Operaciones de Obra Nueva de Knight Frank, refleja la evolución de este concepto en el mercado prime: “Los servicios y zonas privadas han evolucionado a espacios en los que disfrutar de experiencias únicas, orientadas a aumentar la felicidad y el bienestar. Las amenities se han consolidado como un elemento indispensable y factor clave de revalorización en los proyectos residencial prime de obra nueva en Madrid, garantizando tanto calidad de vida como la seguridad de la inversión."
"Los servicios y zonas privadas han evolucionado a espacios en los que disfrutar de experiencias únicas, orientadas a aumentar la felicidad y el bienestar."
Cuidado en tendencia
El perfil del comprador también está influyendo en esta tendencia. Mientras los clientes nacionales continúan valorando las amenities tradicionales, como parking privado, gimnasio o conserjería, los internacionales priorizan zonas wellness y de lifestyle como spas, piscinas climatizadas, rooftops con bar o cines privados. Este tipo de espacios, lejos de ser ornamentales, incrementan la demanda y el valor de una propiedad, consolidando su papel como una de las variables más determinantes del residencial premium actual.
La relevancia de estos servicios es tal que, de los 26 proyectos de obra nueva que el equipo de Residencial de Knight Frank comercializa actualmente en Madrid, el 65% incorpora amenities.
Vistas a los jardines y piscina exterior de El Viso Residences
Gimnasio totalmente equipado de El Viso Residences. Un espacio para ejercitar la mente mientras descansa el alma.
Habitar la naturaleza
Un ejemplo claro es El Viso Residences. Sus jardines, que envuelven el conjunto y lo llenan de vida, ofrecen un ambiente sereno y acogedor, a distancia del ritmo acelerado de la ciudad.
Basta un momento en su gimnasio, orientado hacia estos impresionantes jardines, para reconectar con uno mismo. Son espacios pensados para desconectar y volver al presente.
La vida en una casa-palacio
Otro caso destacado es Palacio Torre-Almiranta, en la calle Sagasta, que reinterpreta el concepto de amenity desde la emoción.
Tras su fachada de 1893, restaurada por Touza Arquitectos junto al estudio de Lázaro Rosa-Violán, 15 viviendas recuperan su esencia histórica y la combinan con zonas concebidas para inspirar bienestar. Una biblioteca privada, patios ajardinados y una terraza que se abre al skyline madrileño.
Más que una promoción, es una muestra de cómo las amenities, cuando se diseñan con intención, se convierten en una extensión natural de la vida.
Patio interno de Palacio Torre-Almiranta
Biblioteca y salón social de Palacio Torre-Almiranta
Carlos Zamora, Socio del Área de Residencial de Knight Frank, lo resume así: “En proyectos de obra nueva, las amenities no solo definen el carácter del desarrollo, sino que también marcan la diferencia en la experiencia del residente. En el mercado actual, contar con amenities de calidad es fundamental para atraer al comprador exigente, que busca mucho más que metros cuadrados.”
Es por esto que la próxima generación de amenities buscará la calma, la sostenibilidad y una conexión más profunda con el entorno, donde el verdadero confort no depende de la cantidad de servicios, sino de la calidad de las sensaciones.