“Madrid se ha convertido en el lugar en el que invertir y en el que estar.”
Entrevista a José María Michavila
Socio fundador y Managing Partner de MdF Family Partners y exministro de Justicia, nos recibe en su despacho en el corazón de Madrid.
“Madrid se ha convertido en el lugar en el que invertir y en el que estar.”
Entrevista a José María Michavila Socio fundador y Managing Partner de MdF Family Partners y exministro de Justicia, nos recibe en su despacho en el corazón de Madrid.
Por: Noelia Jiménez
Hay quien habla de justicia porque ha forjado sus títulos entre páginas de pesados códigos y quien cuida la propia palabra, y la acaricia, y la invita a sentarse a la mesa de cada día, porque la lleva de serie. Porque se ha criado sabiendo que en la vida, al final, todo es cuestión de principios. Y, entre ellos, la honestidad es capital.
José María Michavila pertenece a la segunda categoría de personas. Aunque, en realidad, también tiene de lo primero: es una mente privilegiada que, con una gran pasión por el estudio, dio fuste a su carrera; y, además, es un hombre de espíritu, de esa fe profunda que no se queda en la oración callada –que también–, sino que convierte cada gesto en una ofrenda de compromiso con la vida.
Michavila nos recibe en su despacho en MdF Family Partners, a solo unos metros de la Puerta de Alcalá. La luz de la tarde se cuela por las ventanas y riega de otoño un maletín de piel negra que perteneció al banquero del rey Alfonso XIII y varias carteras curtidas en mil batallas, que aún guardan en sus entrañas el silencio de los números que en otro tiempo forjaron el patrimonio de grandes familias y empresas.

José María Michavila junto al maletín que perteneció al banquero del rey Alfonso XIII
Repasar tu currículum impone: doctor en Derecho, licenciado en Historia Contemporánea, letrado del Consejo de Estado, exministro, profesor, empresario, filántropo…
... y padre de cinco hijos. Mi gran hobby es mi familia: mi mujer, mis hijos, mis hermanos, mi madre –porque mi padre ya no está–. Y mis amigos, por supuesto. Me encanta la gente que disfruta de la vida porque me gusta mucho la vida. Volviendo a la pregunta, hay algo que aprendí desde pequeño: en mi casa se lee el evangelio, y dice que Dios le da a cada uno unos talentos y hay que hacerlos fructificar. Pues bien, a mí me dio una gran afición por educarme, por formarme, así que me empleé muy a fondo. Y la verdad es que en toda mi carrera he tenido la suerte de tratar de devolver a los demás lo que me han dado… que ha sido mucho.
¿Cuál ha sido el valor central que ha dirigido su vida profesional y articula todas estas facetas? Por un lado, el compromiso con hacer las cosas bien. Ser muy honrado en cuidar los detalles. Por otra parte, querer crecer, mejorar, dar lo mejor de ti mismo. Y encontrar el camino de tu vocación. Yo creo que una persona hace las cosas bien cuando descubre cuál es su vocación y la puede realizar. No todo el mundo tiene la suerte de llevarlo a cabo, porque hay personas que no tienen medios ni condiciones para ello; por eso yo me siento un afortunado.
¿Y cuál es esa vocación? Porque sus facetas profesionales son un poco distintas… Creo que si hoy fuera niño me tratarían por hiperactividad: a los nueve años dirigía un periódico, del que aún guardo ejemplares en casa. Los imprimíamos de manera artesanal, con cola de pez, y los distribuíamos entre la familia. Después hice tres carreras porque me gustaban las tres: Filosofía, Historia y Derecho. Hice dos oposiciones porque ambas me gustaban: Consejo de Estado y profesor universitario… y esa ha sido mi suerte, tener la oportunidad de hacer todas las cosas que me gustaban.
“El gran valor de lo que hacemos en MdF Family Partners es el compromiso total, pleno y exclusivo con la misión del patrimonio de la familia, lo cual hace que seamos plenamente independientes.”

Presentación de The Wealth Report 2025, Hotel Mandarin Oriental Ritz
Este año teníamos la fortuna de contar con usted en la presentación de The Wealth Report 2025, en la que se puso de manifiesto el creciente interés de los Family Offices por invertir en el sector inmobiliario y su predilección por Madrid. Como socio fundador y Managing Partner de MdF Family Partners, que asesora a más de 130 familias con más de 130.000 millones de dólares bajo su supervisión, ¿en qué considera que se basa este interés por Madrid? ¿Qué ofrece nuestra ciudad al inversor?
Para las grandes familias, inicialmente latinoamericanas, pero ahora también norteamericanas, inglesas y nórdicas, Madrid se ha convertido en el lugar en el que invertir. Y también en el lugar en el que estar. Primero, porque es una ciudad extraordinariamente viva, alegre, creciente y dinámica. Segundo, porque es una ciudad muy segura y hoy la seguridad tiene un alto valor. Tercero, porque culturalmente es imbatible: Madrid tiene una vida cultural intensa que ofrece museos, ópera, conciertos, musicales, cine... Y, además, en un radio de solo 150 kilómetros alrededor de la capital, encontramos siete ciudades que son Patrimonio de la Humanidad.
Por otro lado, Madrid cuenta con un gobierno municipal y autonómico que es business friendly, con impuestos más bajos. No olvidemos tampoco el clima, porque Madrid es la capital europea del sol: es la gran ciudad europea con más horas de sol, casi 3.000 al año.
Otro factor excepcional es la calidad de la sanidad: yo vivo entre Londres y Madrid y puedo decir que la calidad de la sanidad madrileña es mil veces mejor que en Inglaterra, tanto en hospitales públicos como privados.
También destacaría la conectividad y la movilidad: cruzar Madrid en hora punta no tiene nada que ver con otras capitales como París, Roma, Londres o Berlín, donde el tráfico es una locura.
Y finalmente destacaría que Madrid es una ciudad abierta, que abraza al que viene. En Madrid nadie se siente extranjero, sino que todos nos sentimos madrileños… y lo digo yo, que mi madre es de Cádiz y mi padre era de Castellón.
Oficinas y residencial prime son los sectores con mayor presencia en las carteras de los Family Offices. ¿Cuáles son, desde su experiencia, las joyas de la corona que ofrece Madrid en este aspecto? Madrid ahora tiene muchas zonas de crecimiento. Desde luego, donde hay más expectativas de crecimiento en lo que se refiere a oficinas es en todo el desarrollo de Madrid Nuevo Norte. En cuanto a residencial, Salamanca sigue siendo un sitio muy atractivo, si bien yo aconsejo mucho Chamberí porque me parece que vive un momento muy interesante.
Por supuesto, hablaría de la zona de Retiro, que me parece fascinante, especialmente esa parte de Menéndez Pelayo y el barrio del Niño Jesús, que son quizá sectores algo más desconocidos que, por ejemplo, Jerónimos. Y lo que me encanta de ellos es que siguen teniendo vida de barrio, con tu quiosco de prensa, tu panadería, tu frutería… Esto hace muy atractiva la vida urbana de Madrid. Yo me crie precisamente en la Avenida del Manzanares y, después, viví en el barrio del Niño Jesús, donde sigo visitando a mi madre, y me parece una auténtica delicia.
Gestionar patrimonio es mucho más que gestionar dinero: se ponen en juego valores como el legado o la vertebración de la familia. ¿Cuáles son los ejes que marcan su actuación en estos aspectos? El gran valor de lo que hacemos en MdF Family Partners es el compromiso total, pleno y exclusivo con la misión del patrimonio de la familia, lo cual hace que seamos plenamente independientes: no tenemos conflictos, solo nos retribuye la familia y no tenemos ni comisiones ni investment fee. Y, por otro lado, trabajamos con altísima profesionalidad y mucha integridad.
En resumen, diría que compromiso, profesionalidad e integridad son las tres recetas para asesorar bien a una familia. Y esto implica tener un gran equipo, bien formado en distintas áreas, y también grande en cuanto a dimensiones: en MdF tenemos más empleados que clientes y me enorgullezco de que así sea.
Su trayectoria profesional tiene una vertiente muy destacada relativa a la docencia. ¿Qué destacaría de Madrid y sus instituciones educativas respecto a otras grandes capitales europeas? Yo tuve el grandísimo privilegio de que a los 29 años me nombrasen secretario general de la gran universidad de Madrid, la Complutense. Entonces tenía 140.000 estudiantes de grado, 30.000 de doctorado, algo más de 2.000 catedráticos y 27 facultades. Pues bien: hoy Madrid tiene 19 universidades, de las que seis son públicas y trece, privadas. La inmensa mayoría de ellas son instituciones de mucha calidad y se han convertido en referentes internacionales: la Complutense, por ejemplo, es referencia en todo el mundo y especialmente en Latinoamérica; el IE o el IEB son otros dos ejemplos de excelencia… y así podríamos seguir la enumeración.
Y junto a ello destacaría que Madrid, a pesar de no ser una ciudad universitaria en esencia como, por ejemplo, Salamanca, es una gran ciudad para universitarios: aquí encuentran muchas oportunidades para formarse, para ampliar su visión y su perspectiva laboral, para integrarse en el mercado… y, más allá de las aulas, la happy life de Madrid completa su gran atractivo.
“Madrid va bien encarrilada. Yo creo que va a seguir creciendo y espero que siga siendo como es: una ciudad segura, alegre y dinámica.”
Es usted patrono de varias fundaciones, entre ellas la Fundación Norman Foster que trabaja en la formación de profesionales capaces de gestionar ciudades más humanas y sostenibles. ¿Cómo cree usted que será Madrid en el futuro?
Madrid va bien encarrilada. Yo creo que va a seguir creciendo y espero que siga siendo como es: una ciudad segura, alegre y dinámica. Si se perdiera en un rincón de Madrid, habría que buscarle en… Quizás en el Retiro o en la zona del Madrid de los Austrias. Allí está el Consejo de Estado, donde aprobé mi primera oposición, y me encanta. Muy cerca nos encontramos con la Plaza de Oriente… y allí una buena puesta de sol, oyendo el primer movimiento del concierto para piano de Tchaikovsky o el Mesías de Haendel –depende de la época del año– es un momento espectacular en la vida.
¿Cuál es para usted el mayor lujo de la vida?
Llegar a tener la certeza de que Dios te ama. Y si tienes esa certeza de que Dios te ama y que te pide que traslades ese amor a lo que haces cada día, sea grande o pequeño, a las personas que te rodean –sea tu familia, sea el que pasa por al lado–, ese mismo amor es un tesoro. Sentir que contribuyes al bienestar de los demás creo que es, sinceramente, una de las mayores fuentes de felicidad.