“El lujo del futuro serán casas que curen, que inspiren y que hagan SENTIR.”
“El lujo del futuro serán casas que curen, que inspiren y que hagan SENTIR.”
Laura Gärna, fundadora de Gärna Studio y Gärna Art Gallery, nos invita a un viaje emocional por la conexión entre arte y arquitectura
Por: Noelia Jiménez
Hay voces que son abrazos. O, quizá, caricias. Más sutiles. Más etéreas. Y a la vez con presencia.
La de Laura Gärna es esa voz. Y no solo en la conversación, sino en su doble vertiente profesional: arquitecta y galerista. No en vano, su carta de presentación al infinito digital que es Instagram es todo un manifiesto de vida: «En busca de las virtudes clásicas: belleza, bondad y verdad».
En medio de una vorágine de otoño que la lleva a que no duerma prácticamente dos noches seguidas en la misma ciudad, Laura nos regala una conversación que viaja entre el inspirador bullicio de Madrid, la serenidad amable de un hogar donde piedra y madera acunan la vida y las pinceladas de creatividad que dotan de alma todo aquello que se deja tocar por el duende.
Su amor por Madrid palpita en cada palabra. Y en cada proyecto: «Madrid es una ciudad generosa, vital y luminosa. Su energía te obliga a crear con el corazón, no sólo con la razón. En Gärna tratamos de capturar esa alegría mediterránea y transformarla en espacios que invitan a vivir, a compartir y a disfrutar del paso del tiempo. Creo que el verdadero lujo madrileño está en la calidez: en cómo te reciben los lugares y las personas», concluye Laura.
Quizá sea por ello que en Gärna crean algunas de las villas que se han convertido en referente de los hogares unifamiliares prime de Madrid: «Gärna es Design & Build: un universo donde creamos hogares desde el diseño hasta la ejecución de la obra con su propia constructora, para controlar hasta el último detalle con una visión 360º que aúna arquitectura, interiorismo, paisajismo y, desde luego, el arte que dota de alma y vida a cada villa», resume la fundadora del estudio.

Laura, ¿sientes que Madrid se está convirtiendo en un nuevo centro de diseño y arte en el ámbito europeo?
Absolutamente. Madrid está viviendo un momento cultural único: galerías, ferias, diseñadores y arquitectos están generando un lenguaje propio, menos dependiente de las modas internacionales y más auténtico. Es una ciudad que ya no imita —propone—, y eso la hace vibrante. Hace poco estuve en la inauguración de Frieze en Londres y el tema de conversación de todos allí es que «Madrid is the place to be now».
Tus proyectos tienen algo de escultura habitable. ¿Qué buscas provocar en quien entra por primera vez en una casa diseñada por ti?
Busco emoción. Que quien entra sienta una conexión inmediata, casi intuitiva, con el espacio. Cada casa tiene su ritmo, su respiración y su silencio. Si logra conmoverte, entonces ha cumplido su función más profunda. Ante todo quiero que las personas que habitan las casas y los espacios que diseñamos en GÄRNA sientan paz y serenidad en sus hogares y que nuestras casas sean un punto de encuentro para sus familias y amigos.
En tu estudio se percibe una forma de trabajar casi artesanal, donde nada se deja al azar. ¿Cómo es ese proceso creativo, desde la primera idea hasta la última obra instalada?
Nuestro proceso es muy íntimo. Escuchamos, observamos y analizamos cómo vive cada persona, cómo se mueve, qué le inspira. A partir de ahí trazamos una narrativa espacial que se construye capa a capa: proporción, luz, textura, arte, paisaje. Todo cuenta una historia común, y nada se deja al azar. En el estudio convivimos arquitectos, interioristas, personas de administración, especialistas en arte. Entran y salen colaboradores y proveedores habituales y entre todos creamos juntos cada proyecto.
"Ante todo quiero que las personas que habitan las casas y los espacios que diseñamos en Gärna sientan paz y serenidad en sus hogares y que nuestras casas sean un punto de encuentro para sus familias y amigos."

La galería Gärna nació como una extensión natural de tu trabajo como arquitecta. ¿En qué momento entendiste que arte y arquitectura debían convivir bajo un mismo lenguaje?
Desde siempre. En realidad, no concibo una sin la otra. El arte habita el espacio igual que la luz o el aire; transforma su energía. La galería nació porque necesitaba ese diálogo constante entre el objeto y el entorno, entre la emoción y la materia. El arte es una de nuestras señas de identidad y fundamental en nuestro trabajo.
¿Qué papel juega el arte dentro de tus proyectos residenciales?
Es el alma. El arte da sentido, aporta carácter, profundidad y sensibilidad. No es decoración: es lenguaje, memoria, identidad. Una casa sin arte es como una conversación sin voz.
¿Eliges las obras pensando en el espacio o diseñas el espacio para que las obras respiren?
Depende del proyecto. A veces la obra es el punto de partida, la que marca la atmósfera; otras, llega al final, como un gesto que completa el relato. Pero siempre hay un respeto mutuo entre ambos mundos: el arte y el espacio se necesitan para existir plenamente.
¿Cómo se juega con la escultura más sutil: el espacio?
El espacio es una materia invisible, pero tangible. Lo modelas con la luz, con las proporciones, con los silencios. A veces se trata más de lo que decides no hacer que de lo que haces. En la arquitectura, la contención es también una forma de belleza.
Tanto tu estudio como tu galería están basados en Madrid. ¿Qué aporta esta ciudad a tu proceso creativo y a tu desarrollo empresarial?
Madrid me da raíces y alas. Es una ciudad de contrastes: elegante y espontánea, clásica y moderna, cosmopolita y profundamente humana. Esa dualidad está en mi trabajo: la búsqueda constante de equilibrio entre lo racional y lo emocional.
Nuestro estudio y galería está en el mítico Callejón de Jorge Juan, 12. En el barrio de Salamanca, que para mí sigue teniendo la arquitectura más bonita de nuestra ciudad.
Soy andaluza, y llevo en Madrid ya casi 30 años. Madrid me ha dado todo, mi carrera profesional no podría ser lo que es si no fuera por Madrid.
En un mercado saturado de tendencias, tus proyectos destacan por su coherencia y atemporalidad. ¿Cómo se construye esa belleza que no caduca?
Con honestidad. Cuando haces algo pensando en durar, no en impresionar, el tiempo se convierte en tu aliado. La belleza atemporal surge de la proporción, de los materiales nobles y de la calma que transmiten los espacios pensados para ser vividos, no mostrados. No creo en las modas y las tendencias. Creo en construir casas para toda la vida.
¿Cómo ves el diálogo entre tradición y vanguardia en la arquitectura madrileña actual?
Lo veo cada vez más fluido. Ya no hay miedo a mezclar lo antiguo con lo nuevo. La vanguardia se alimenta de la memoria, y la tradición se renueva a través de la innovación. Lo importante es mantener el alma del lugar, ese genius loci que hace reconocible a Madrid.
En la anterior edición de esta revista afirmabas que te interesa "diseñar secuencias espaciales que permitan a la escala humana brillar». ¿Dónde quedan las propuestas humanísticas en un mundo rendido a la inteligencia artificial?
Precisamente ahí está nuestro papel. La inteligencia artificial puede optimizar procesos, pero no puede sentir. La arquitectura sigue siendo un acto profundamente humano: crear espacios donde el alma se reconozca. Nuestro deber es preservar la emoción, la imperfección y la belleza de lo vivo. Crear espacios donde transcurre la vida, donde suceden y se recuerdan los grandes momentos y la historia de las personas. Crear hogares.
"El alma de una casa nace de la autenticidad. De los materiales que envejecen bien, de los objetos con historia, de la luz que entra a una hora determinada y te recuerda un momento feliz."
Hablas a menudo de la importancia de crear casas con alma. ¿Qué hace que una vivienda deje de ser un lugar para dormir y se convierta en un refugio emocional?
El alma de una casa nace de la autenticidad. De los materiales que envejecen bien, de los objetos con historia, de la luz que entra a una hora determinada y te recuerda un momento feliz. Es una suma de memorias y sensaciones que acaban formando parte de quien la habita.
¿Qué peso tienen los materiales en tu narrativa visual?
Son esenciales. Cada material tiene un sonido, un olor, una temperatura. Me gusta combinarlos como si fueran notas musicales: madera, piedra, lino, hierro… El equilibrio entre ellos genera armonía, y esa armonía es la base de toda belleza.
¿Hay alguno que sientas como tu firma personal?
Quizá la piedra natural, por su honestidad, y la madera, por su calidez. Me gustan los materiales que respiran, que envejecen con dignidad y cuentan el paso del tiempo sin perder su esencia. Pero creo que mi forma personal son las piezas de arte.
En tus casas, el lujo se entiende más como experiencia que como exhibición. ¿Cómo interpretas el concepto de lujo contemporáneo?
El lujo contemporáneo es silencio, tiempo y autenticidad. Es poder desconectarte del ruido y conectar contigo mismo. Es la luz al amanecer entrando por una ventana bien orientada. No se trata de ostentación, sino de bienestar verdadero. Es tener un hogar acogedor, un nido.
Desde la galería Gärna has reunido a artistas que comparten una sensibilidad serena, casi poética. ¿Qué te guía a la hora de elegir a quién representas?
Busco coherencia y verdad. Me interesan los artistas con una mirada propia, capaz de emocionar sin artificio. La sensibilidad poética no se fuerza; se percibe. Representar a alguien es un acto de respeto mutuo y de confianza profunda.
Tenemos una amistad muy profunda de hace muchos años con los artistas que representamos, como Fernando de Ana, Santiago Picatoste o Eva Claessens.
¿Hay algún proyecto reciente que simbolice la fusión perfecta entre tu mirada arquitectónica y tu ojo de galerista?
Sí, varias de nuestras últimas residencias en La Moraleja reflejan esa unión total entre arte y arquitectura. En ellas, cada obra de arte ha sido pensada como parte de la estructura narrativa del espacio: no como adorno, sino como elemento constructivo emocional.
Nuestro proyecto más épico ha sido el último que realizamos en La Moraleja, la villa en Camino Sur, en la que realizamos Arquitectura, Interiorismo y Arte, al 360.
Si Madrid fuese una obra arquitectónica, ¿cómo la describirías?
Sería una casa con alma, luminosa y contradictoria. Con patios escondidos, texturas nobles y un aire de elegancia imperfecta. Una ciudad que se renueva sin perder su historia, igual que una buena arquitectura.
Cuando imaginas el futuro de la arquitectura residencial en Madrid, ¿hacia dónde crees que se dirigen las casas del lujo?
Hacia la naturalidad. Hacia espacios más humanos, sostenibles y emocionales. El lujo del futuro será habitar en armonía con la naturaleza, rodeado de belleza silenciosa y materiales honestos. Casas que curen, que inspiren y que hagan sentir.
Y si el arte es una forma de mirar, ¿qué te inspira hoy? ¿Qué miradas, ciudades o artistas te acompañan en esta etapa?
Me inspiran los silencios de Tadao Ando, la naturaleza imperfecta de Japón, la luz del Alentejo, la calma del arte de Eva Claessens, las ventanas que reflejan el universo de Fernando de Ana o la fuerza plástica y poética de Santiago Picatoste. Estamos fascinados con nuestra reciente representación de la artista Verónica Mar. Sus esculturas me tienen fascinada y muy pronto las veremos por Madrid. Pero sobre todo me inspira la vida cotidiana: mis hijas, los viajes, las conversaciones, los momentos con mis amigas y las personas que quiero en los que el tiempo se detiene y todo cobra sentido.