"Queremos espacios que reconecten con la esencia de las personas"
Entrevista a Beatriz y Teresa Enríquez, socias de COMAD Arquitectos
Por Noelia Jiménez
"Queremos espacios que reconecten con la esencia de las personas"
Entrevista a Beatriz y Teresa Enríquez, socias de COMAD Arquitectos
Por Noelia Jiménez
Desde el corazón de la capital se asoman a un ventanal que da directo al gran proyecto de su vida. Al menos así lo define Beatriz, que confiesa haber ‘crecido’ profesionalmente como arquitecta con la evolución de la parcela de Velázquez 125-127, el último solar libre de una de las calles más codiciadas de Madrid: «Llevo toda la vida trabajando en Los Jardines de Velázquez, mucho antes de que tuviera este nombre, incluso. Mi padre compró el solar hace 24 años y he estado involucrada en toda la evolución del plan urbanístico y en los distintos proyectos que se han ido sucediendo: desde el edificio de oficinas en el que se pensó al principio hasta este residencial de lujo que ahora estamos desarrollando», explica la arquitecta y socia fundadora de COMAD.
¿Es un reto desarrollar un nuevo edificio en el único solar libre de una zona tan emblemática de Madrid?
[Beatriz] Sin duda, porque va a tener mucho impacto a todos los niveles. Por eso lo primero que hemos tenido muy en cuenta era ser muy respetuosos con la zona, un vínculo entre el barrio de Salamanca y El Viso. Hacer obra nueva aquí es toda una suerte y, además, desarrollar un proyecto exclusivo nos permite disfrutar diseñando hasta el último detalle. En este sentido, la promotora nos ha dado una libertad y una flexibilidad tremendas.
¿Cuáles son las líneas maestras arquitectónicas de Los Jardines de Velázquez?
[Beatriz] Lo primero, que el edificio esté volcado en la calle Velázquez, aunque la parcela hace esquina con María de Molina. Velázquez es una calle menos ruidosa y esto para un residencial es muy importante; además, la fachada de esta vía también es más larga que la de María de Molina, y a esto se suma que Velázquez es una calle más cotizada.
La segunda clave fue diseñar viviendas grandes, en las que la luz fuese protagonista y que también tuvieran un pequeño gran oasis verde con un cuidado jardín en la propiedad. Esto nos hizo pensar en grandes ventanales que conecten las fachadas norte y sur, ventilación cruzada, que todas las viviendas fueran exteriores…
No deja de ser curioso que la luz haya sido tan importante en Los Jardines de Velázquez, cuando precisamente Velázquez fue todo un maestro en el dominio de la luz. Y que siendo Velázquez sevillano fuese el gran pintor de los cielos de Madrid y vosotras, siendo también andaluzas, hayáis diseñado este oasis en el corazón de la capital.
[Beatriz] En efecto, Velázquez ha sido, más allá de la ubicación del proyecto, toda una fuente de inspiración para nosotras. Y por eso también elegimos la figura de una menina como emblema de Los Jardines de Velázquez, ya que es un icono a la vez muy madrileño. Y la menina va más allá del logo: la propia fachada principal del edificio tiene un movimiento con el que hemos querido reflejar el volumen tan particular de las Meninas velazqueñas.
[Teresa] Al final, uno de los aspectos que nos hace sentir tan orgullosas de este proyecto es que lo hemos diseñado de manera completamente integral, trabajando el concepto desde el inicio y no sólo en lo arquitectónico por parte de Beatriz, sino también en lo que se refiere a la imagen de marca, el paisajismo, mi visión como interiorista… Y así es como queremos seguir trabajando para el cliente: el trato que va a recibir de nosotras no acaba con la compra de su vivienda, sino que le vamos a ayudar en todo el proceso de interiorismo y decoración, ofreciendo un servicio posventa completo y un vínculo especial.
[Beatriz] De hecho, las viviendas se podrán personalizar, no sólo en los acabados, sino en la distribución en sí. Nos encanta pensar en que cada una de las ocho viviendas de Los Jardines de Velázquez es un pequeño gran proyecto dentro del diseño común, porque es un reto que lo hace más apetecible. Por ejemplo, no tiene las mismas necesidades una chef, que requiere una cocina con gran protagonismo, que una profesional que vive en Dubái y quiere esta vivienda como base en España, pero la va a habitar en contadas ocasiones al año.
¿Qué tipo de materiales son protagonistas en Los Jardines de Velázquez?
[Teresa] Teníamos muy claro que este proyecto tenía que realizarse con materiales nobles: piedra, madera, verde. El objetivo es crear ese lujo silencioso del que ahora tanto se habla pero que no es más que sentir la categoría de aquello que es muy bueno, de toda la vida, pero sin ostentación. Diseñar con atemporalidad para que, cuando pasen treinta años, este siga siendo un edificio magnífico.
Qué curioso hablar de verde en pleno corazón de una gran ciudad como Madrid. ¿Qué hace que Los Jardines de Velázquez sean ese pequeño gran pulmón?
[Beatriz] Primero, tenemos la suerte de encontrarnos en una manzana que cuenta ya de por sí con amplios jardines privados. Y justo detrás está la residencia del embajador de Francia, con una zona verde que aporta una gran dosis de naturaleza a la zona. Por eso en Los Jardines de Velázquez hemos querido aportar una continuidad verde y, en lugar de concebir un edificio rotundo, en el que se aprovechase al máximo el espacio, hemos preferido integrar una zona natural dentro del propio edificio.
«Sencillez, proporción, líneas puras, luz y belleza» son vuestros valores diferenciales. ¿Los habéis llevado a su máximo exponente en Los Jardines de Velázquez?
[Beatriz] Sin duda. Menos es más y es mucho. Todo tiene que tener su proporción, su armonía. Y con sencillez, porque las cosas recargadas generan ruido y un impacto pesado en el entorno.

Puesto que este proyecto lleva el nombre de un gran genio como Velázquez, ¿tiene también peso el concepto artístico en vuestra propuesta?
[Teresa] Para los proyectos de interiorismo que realizamos, las piezas de arte son fundamentales. Creemos que el arte le da el aspecto monumental a un edificio. En este caso, por ejemplo, queremos que haya una instalación suspendida en el hueco de la escalera, que sea muy especial y le dé mucha personalidad, además de hacer honor al nombre de Velázquez.
Este tipo de piezas dan un valor añadido para los propietarios, sobre todo teniendo en cuenta que el cliente que invierte en estas viviendas es, en mucho caso, coleccionista de arte.
Volvamos al aspecto paisajístico, tan importante no sólo en este proyecto, sino también en todas vuestras propuestas. ¿Cuáles son los espacios naturales que más os inspiran?
[Beatriz] El campo. Todo lo que sea natural y verde. Yo soy de las que me quito los zapatos y necesito andar descalza, por eso lo orgánico es muy importante para mí, la naturaleza en estado puro.
[Teresa] Nuestra obsesión es cómo conseguir transmitir en un proyecto que no deja de ser artificial todas las emociones que nos provoca la naturaleza, los paisajes más puros del campo. Y creemos que ese es ahora mismo el presente y el futuro de la arquitectura y el interiorismo: crear sensaciones de armonía, paz, naturaleza, volver a reconectar con la esencia de las personas. Por eso intentamos cuidar mucho los tonos, las texturas, crear un universo que tenga una armonía serena.
¿Cómo trabajáis las texturas?
[Beatriz] Lo más importante para nosotras es la homogeneidad, tanto del color como de los materiales. No nos gusta que las casas se conviertan en algo parecido a showrooms donde encontrar todo tipo de tendencias: huimos de eso y nos centramos en unificar para armonizar.
[Teresa] Queremos espacios donde todo esté entonado con una gama que dé mucha luz y resulte atemporal.
"El objetivo es crear ese lujo silencioso del que ahora tanto se habla pero que no es más que sentir la categoría de aquello que es muy bueno, de toda la vida, pero sin ostentación"
Detalle de un dormitorio de Jardines de Velázquez (imagen generada por ordenador)
Es curioso que apostéis por colores neutros… y que una de las intervenciones galardonadas de Beatriz, de las más aclamadas, Con mucho arte, destacase precisamente por el uso del color.
[Beatriz] Efectivamente, era color puro. Y detrás de ello hay una historia bien curiosa. Me llamó un amigo de la familia, mexicano, que iba a hacer el auditorio de Casa Decor en 2020. Justo estábamos saliendo del confinamiento y no había normativas claras, así que diseñar un espacio en el que iba a haber contacto social era un auténtico reto, porque además los aforos y las distancias requeridas cambiaban casi cada día.
Por otro lado, estábamos en una época emocionalmente gris, con la gente triste por haber estado separada de los suyos, así que queríamos transmitir alegría y energía vital. Enseguida pensé en Luis Barragán, que para mí es el arquitecto mexicano de referencia, y me inspiré en cómo usa el color. Con esas premisas diseñamos la intervención, que era tanto auditorio como sala de arte, y nos inventamos una especie de pasillo que te introducía en el universo de color. Y precisamente el color fue nuestro aliado para marcar las distancias de seguridad, por ejemplo. Beatriz, fundaste COMAD en 2007… y rápidamente llegó la burbuja inmobiliaria y el gran cataclismo del sector. ¿Qué aprendiste de crecer remando contracorriente?
[Beatriz] Fueron años muy duros. Resistí acostándome muy tarde, durmiendo muy poco y ganando cero euros. Hubo un momento en el que la arquitectura no valía nada y regalábamos nuestro trabajo. Había que ganar concursos, darse a conocer y trabajar durísimo.