El prime empieza cuando las matemáticas se acaban
El prime empieza cuando las matemáticas se acaban
Por Daniel Caprarin y Cristina Ocaña
En el mercado inmobiliario, es sabido que el valor de las propiedades suelen determinarse considerando aspectos como la ubicación, la antigüedad, el tamaño, las calidades y las características tecnológicas. Sin embargo, hay algo más, algo subjetivo pero fundamental, que puede hacer que el valor de una propiedad se incremente de forma sustancial: su alma o identidad. Identidad: más allá de los números
Cuando hablamos de identidad de una vivienda nos referimos a los elementos que la distinguen de otras propiedades, otorgándole “marca”, con un estilo y carácter únicos. Al igual que una marca de lujo, una vivienda prime debe ofrecer algo especial que no se encuentra fácilmente en otras propiedades. Estos elementos pueden incluir el diseño arquitectónico o la calidad de los materiales utilizados en su construcción... en definitiva, aquellos detalles exclusivos que hacen de la propiedad un producto único y deseable.
Y aunque la identidad de una vivienda prime puede ser difícil de medir con exactitud, su impacto en el valor de la propiedad es innegable: los compradores están dispuestos a pagar una prima por aquellas que ofrecen una combinación de diseño, calidad y exclusividad que no se encuentra en viviendas convencionales, del mismo modo que los consumidores valoran las marcas de alto standing, que ofrecen no solo un producto, sino una experiencia y estatus.
En la imagen, espléndida propiedad en la Milla de Oro, barrio de Salamanca
El valor de lo invaluable
Los compradores con alto poder adquisitivo son sofisticados y exigentes, con preferencias muy definidas. Aunque cuentan con flexibilidad en sus presupuestos, no están dispuestos a pagar cualquier precio sin asegurarse de obtener exactamente lo que desean, valorando características que van más allá del simple cálculo del precio por metro cuadrado.
De este modo, desde Knight Frank hemos observado que las viviendas que alcanzan precios elevados suelen compartir ciertos atributos distintivos, los que le confieren dicha “identidad” o “alma”. La ubicación en edificios clásicos es el primero de ellos, ya que la historia que rodea a estos inmuebles les otorga una identidad especial. Además, la reforma integral o la condición de obra suelen ser decisivas, dado que la calidad y modernidad en la construcción pueden ser aspectos clave para los compradores. Y, por supuesto, los techos altos, muy valorados, ya que no solo amplían la sensación de espacio, sino que también permiten la exhibición de obras de arte, algo muy solicitado por este perfil de cliente. La luz natural y las vistas privilegiadas también son fundamentales en los requisitos que otorgan prestigio y valor a un inmueble, ya que crean una atmósfera única y elevan la experiencia de habitar el espacio. Otros aspectos intangibles, como el estilo de vida de la zona y el entorno vecinal, también pueden contribuir a la identidad de una propiedad.
La identidad única de cada propiedad, forjada por su diseño, calidad de materiales y otros atributos distintivos, juega un papel crucial en determinar su precio final
Tanto los elementos internos como los externos influyen en el precio final de las viviendas prime. Además, el creciente atractivo internacional de Madrid, como ciudad y marca, hace que estos factores no matemáticos sean cada vez más relevantes.
Queda claro que en el mercado residencial prime el valor va más allá de simples números y cálculos matemáticos. La identidad única de cada propiedad, forjada por su diseño, calidad de materiales y otros atributos distintivos, juega un papel crucial en determinar su precio final. Los compradores exigentes valoran estos aspectos intangibles tanto como los criterios tradicionales, aunque es importante destacar que el valor de las viviendas prime está respaldado por factores de mercado que consideran todas estas variables antes mencionadas, incluidas las no tangibles.