ARMONÍA NATURAL
En un mundo cada vez más acelerado y congestionado, vivir rodeado de naturaleza se presenta no solo como un lujo, sino como una necesidad para el bienestar
ARMONÍA NATURAL
En un mundo cada vez más acelerado y congestionado, vivir rodeado de naturaleza se presenta no solo como un lujo, sino como una necesidad para el bienestar
Por Cristina Ocaña y Karen Silva
Numerosos estudios han demostrado que el contacto diario con entornos naturales tiene beneficios tangibles para la salud física, como la reducción de la presión arterial y la mejora de la función inmune. Además, la exposición a la luz solar y el aumento de la actividad física inherente a la vida en la naturaleza contribuyen a un mejor estado de salud general. Incluso las relaciones sociales se ven fortalecidas, y es que los espacios verdes son puntos de encuentro donde las personas interactúan de manera más relajada y abierta, lo que promueve un sentido de comunidad y pertenencia.
Pero los beneficios van más allá de lo físico. La naturaleza también tiene un poderoso impacto en nuestra salud mental. La teoría de la restauración de la atención, desarrollada por los psicólogos Rachel y Stephen Kaplan, sugiere que los entornos naturales permiten recuperar la concentración y reducir el estrés, gracias a su capacidad para proporcionar un descanso cognitivo. Los estímulos suaves y fascinantes propios del medio natural, que no requieren un esfuerzo consciente, permiten que nuestra mente se relaje y se recupere de la fatiga mental acumulada en entornos urbanos.
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Otra dimensión fundamental de este vínculo humano-naturaleza es la conexión emocional y espiritual, conocida como biofilia y que se manifiesta en diversas formas, como la paz que sentimos al contemplar un paisaje montañoso, la alegría de cuidar un jardín, o la fascinación que experimentamos al observar la vida silvestre. El simple acto de rodearse de plantas en casa o en la oficina, o de disfrutar del canto de los pájaros en un parque, son manifestaciones cotidianas de la biofilia, que pueden contribuir a mejorar nuestro bienestar emocional y a reducir los niveles de estrés. De hecho, los entornos verdes también impulsan la productividad y la creatividad.
Trabajar o estudiar en espacios rodeados de vegetación, o simplemente tener vistas a dichos espacios, puede aumentar significativamente el rendimiento y fomentar el pensamiento creativo. Conociendo todas las ventajas que ofrece la naturaleza, no es de extrañar que, en Madrid, una ciudad vibrante y ajetreada, cada vez más residentes busquen integrar espacios verdes en su vida cotidiana, ya sea escapando a un parque cercano, transformando su hogar en un refugio de paz o incluso encontrando un nuevo hogar en localidades cercanas, donde el contacto con la naturaleza es aún más prominente.
"El simple acto de rodearse de plantas en casa o en la oficina, o de disfrutar del canto de los pájaros en un parque, son manifestaciones cotidianas de la biofilia, que pueden contribuir a mejorar nuestro bienestar emocional y a reducir los niveles de estrés"
Desde los parques hasta los balcones: La naturaleza se vive en Madrid
Madrid ofrece una amplia gama de espacios verdes que se convierten en perfectos refugios del bullicio diario, ya sea para hacer ejercicio al aire libre, o para disfrutar de picnics familiares y encuentros sociales. El icónico Parque del Retiro, con su sereno lago y majestuoso Palacio de Cristal, es un lugar ideal para pasear, remar en barcas o disfrutar de eventos culturales al aire libre. La Casa de Campo, el parque más extenso de la ciudad, invita a los amantes de la naturaleza a explorar sus rutas para senderismo y ciclismo. Otros espacios verdes destacados en la capital incluyen el Parque Fuente del Berro, conocido por sus amplias zonas ajardinadas y su ambiente tranquilo, así como el Parque del Oeste, donde se erige el histórico Templo de Debod. Además, Madrid Río es un favorito entre quienes buscan relajarse o practicar deportes, y un ejemplo destacado de cómo la ciudad ha integrado la naturaleza en el corazón urbano. Este proyecto ha transformado la ribera del Manzanares en un vibrante espacio recreativo con jardines, senderos y áreas deportivas, mejorando la calidad del aire y creando nuevos hábitats para la fauna local. Otro ambicioso proyecto es el Bosque Metropolitano, que busca rodear Madrid con un cinturón verde, plantando millones de árboles y creando corredores ecológicos para conectar parques y zonas verdes.
Más allá de los parques, muchos urbanitas están incorporando la naturaleza en sus hogares de diversas maneras. Utilizan plantas de interior como el Pothos, la Monstera y el Ficus, que no solo aportan un toque decorativo, sino que también mejoran la calidad del aire al absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno.

"Cada vez son más los que buscan un entorno natural más expansivo y optan por residir en áreas periféricas que ofrecen una conexión más directa con la naturaleza"
“Pasar sin que se note que has pasado”, es la gran frase con la que definía su trabajo el histórico decorador Duarte Pinto Coelho, uno de los pioneros del diseño en la España de los años 70, parte de esa generación de interioristas primerizos (junto a Jaime Parladé, Paco Muñoz y Fernando Benjumea), que huían de entrevistas en revistas porque preferían que hablaran sus casas y sus mezclas de telas, antigüedades y buen gusto. Contestaban con fotografías de sus proyectos, pocas veces con palabras.
Pasar sin que note es lo que siguen ambicionando hoy muchos proyectos de decoración, lograr espacios que hablen de sus habitantes y no de los interioristas, al igual que hacían con sus clientes aquellos emergentes decoradores del siglo XX, ambientes con escala humana, personalidad y algo de informalismo, ya que una decoración algo despeinada siempre ayuda a encontrar ese punto vivido y familiar que todos buscamos.
En la imagen, Residencial Las Marías II, exclusivas viviendas unifamiliares en Torrelodones
Fotos: Chris Linnett, Pawel Czerwinski, Victor.